La vida familiar es como una montaña rusa tiene momentos agradables y también crisis, pero lo mejor de todo es que cualquier inconveniente se soluciona en conjunto. Ese es uno de los beneficios que la familia trae a sus miembros. Uno de los problemas más frecuentes es cuando los niños crecen y se convierten en adolescentes. Crisis, gritos, peleas enfrentar a los padres con los hijos porque muchas veces no les brindan la confianza necesaria.
Es una etapa que a unos les trae más consecuencias que a otros y un dolor de cabeza a muchos padres. Además, es una de esas épocas en que los jóvenes se sienten más solos que nunca y por lo cual necesitan más comprensión de parte de sus progenitores. Los padres deben procurar evitar frases como esta:
Me vas a volver loco/a. Puede que esta afirmación sea cierta en muchas ocasiones y que se dé en un contexto donde el padre se ve a sí mismo al límite de la cordura, pero el error es hacerlo partícipe de esto al hijo. "Utilizar la culpabilidad para motivar no es el mejor método para cambiar su comportamiento.
Según Terri Apter, psicóloga social de la Universidad de Cambridge y autora del libro "En realidad no me conoces", los conflictos entre las adolescentes y sus madres forman parte de una pregunta que todas las hijas se hicieron con respecto a su madre en algún momento: “¿Qué puedo hacer para que mamá vea cómo soy o cómo quiero ser?". Si las madres entienden esa frase, el camino para ganarse la confianza del hijo va a ser más simple. Además, es importante resaltar que escuchar sin prejuicios ayuda tanto a los padres como a los hijos a entender la situación en que se encuentran.
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