Dicen que el cuerpo femenino es una obra de arte. El masculino, sin embargo, puede ser visualmente repulsivo (sin importar qué tantos esteroides se consuman para acercarse a los estándares de ciertos realities). Aquí, algunas situaciones en las que la ropa es la mejor amiga del cuerpo y la desnudez juega en contra:

  1. Al levantar pesas. Los gruñidos te hacen pensar más en él sentado en el trono (sí, el baño) que bajo las sábanas.

  2. Comiendo alitas con las manos. Si tu fantasía era verlo empapado en sudor o aceites, qué tal encontrarlo manchado de grasa de pollo y salsa BBQ.

  3. Montando bicicleta. Solo podrás pensar en ese pobre asiento.

  4. Cuando su vestimenta se limite solo a un polo. Verlo sin nada que cubra su parte de abajo es extraño y desconcertante (de la peor manera posible), tal vez porque luce como un bebé adulto. Créenos, tu instinto maternal se extinguirá enseguida.   

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