Los especialistas advierten que los niños no deben invertir más de dos horas diarias frente a una pantalla de televisor, para que el artefacto visual sea una alternativa de distracción y no el sustituto de otras actividades. De esta forma no solo se promueven acciones educativas, recreativas o de comunicación, sino que se disminuyen las probabilidades de que actúe negativamente en los pequeños de casa a nivel de conducta, emocional y de desarrollo cognitivo, tal como destaca Nery Nina, docente del curso Herramientas para el Desarrollo Personal y Profesional de la USMP.
Según la profesional, en el plano de la conducta, los niños imitan el vocabulario y las acciones de aquellos que aparecen detrás de la pantalla. Además pueden pensar que ciertas formas de actuar en la televisión son correctas, aunque la realidad demuestre lo contrario, y ser estimulados a una mayor o menor sensibilización. En el ámbito de desarrollo cognitivo, es probable alterar los procesos neurológicos de los menores, presentando dificultad en la concentración, cansancio, etc.
Para evitar estos problemas, los padres tienen que tomar el control de sus roles, evitar ausentarse, fomentar el diálogo, realizar actividades en grupo, supervisar lo que observan sus hijos y estar a sus lados mientras usan el televisor.