Para muchos detractores de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, estaría usando la selección de su país para distraer de los problemas que aqueja el país sureño.
La mandataria estuvo presente en la mayoría de encuentros de Chile, haciendo notoria su presencia con declaraciones a la prensa y saltando de alegría en las gradas. No habría nada de malo en ello si no fuera porque su gestión es gravemente cuestionada.
Los escándalos de corrupción y financiación irregular de partidos en Chile han minado la credibilidad del sistema político, además de la grave acusación por tráfico de influencias en contra de su hijo Sebastián Dávalos por un irregular negocio de compra y venta de tierras que le han significado millones.