Por: Magaly Moro
magalymoro@grupoepensa.pe
Rolando (29, San Juan de Lurigancho). Doctora, para salir de un problema de control emocional accedí a practicar deportes que canalicen mi furia y así llevar una vida normal en mi casa, trabajo, y en el plano amoroso.
Antes de entrar al deporte que ahora me apasiona, el muay thai, solía descargar mi furia con mis parejas. A más de una maltraté físicamente y le produje moretones. La verdad es que cada vez que ocurría eso, me sentía como una basura. Pero desde que practico esta disciplina, hace cuatro años, ya no me dan esos cuadros de violencia.
Sin embargo, psicológicamente he quedado traumado. Hasta ahora no puedo entablar ninguna relación amorosa por temor de volver a convertirme en un agresor. Trato por todos los medios de rehacer mi vida, pero las imágenes de mis exnovias llorando por los golpes que les propiciaba, regresan a mi cabeza.
Hace poco, el entrenador que me impulsó a cambiar y dejar de agredir a las mujeres falleció. Esta partida fue muy triste para mí porque él siempre me apoyó. Seguí con mi rutina, como de costumbre, solo que me faltaba la guía de un profesional, hasta que contrataron a una mujer. Al instante que la vi me quedé anonadado con su belleza.
Traté de evitarla, pero al ser entrenadora eso era imposible. Tras hablar en algunas ocasiones con ella y revelarle mi verdadero problema, con la esperanza de que abandone cualquier interés por mí, ella me confesó que no le importaba y que deseaba conocerme mejor. Doctora, ¿qué pasa si le fallo? ¿Debería intentar algo con ella? Estoy confundido.
OJO CONSEJO:
Tomaste una gran decisión cuando recurriste a la ayuda profesional y no dejes de seguir con ello. Tienes ahora una nueva oportunidad en tu vida. No la desaproveches.
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