Por: Magaly Moro
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Carlos (36, San Martín de Porres). Querida doctora Moro, soy un hombre al que le gusta experimentar con sus parejas en el plano sexual para poder satisfacerlas en la intimidad. Por ello, cuando conocí a Yubitza, una atractiva venezolana que me cautivó por sus curvas, supe que la haría feliz en todos los aspectos. Sin embargo, jamás imaginé que en nuestro primer encuentro yo terminaría en un hospital.
Todo ocurrió cuando ella al fin me aceptó una salida. Como se imaginará, yo estaba demasiado emocionado y, con la finalidad de sorprenderla, tuve la grandiosa idea de invitarla a probar nuestra comida peruana, en especial, la marina.
Todo iba de maravilla, doctora. Yubi se deleitaba con cada uno de nuestros potajes y yo estaba feliz. No le voy a negar que de inmediato pensé que con esta comida afrodisiaca, cuando menos lo pensara ya estaríamos en el siguiente nivel, pero todo salió mal, muy mal, es más, casi me muero. Resulta que me intoxiqué con los mariscos.
Cuando todo era risas, empecé a sentir sensaciones extrañas como entumecimiento, hormigueo en la boca, dolor de cabeza y mareos. Yo intentaba ocultar estas molestias, pero cuando menos pensé, ya estaba corriendo hacia el baño porque también me dio náuseas y diarrea.
Me descompuse totalmente, era un desastre. Para mi mala suerte, sentí que Yubitza se avergonzó del tremendo papelón que hice y, en lugar de ayudarme, me dijo que pidiera la cuenta y nos fuéramos a casa. Desde entonces, no me ha respondido mis mensajes. ¿Qué hago, doctora?
OJO CONSEJO
Querido Carlos, no te sientas mal, no fue tu culpa. Por otro lado, piensa si vale la pena seguir detrás de Yubitza, cuando no te ayudó en un momento como ese. Suerte.