Por: Magaly Moro
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Jackeline (33 años, El Agustino). Doctora, me siento triste, pues creo que nunca podré cumplir el sueño de ser madre. Estoy segura que si tuviera el dinero necesario, sería mamá con la ayuda de una inseminación artificial, pero estoy pagando mi departamento, un plan que tenía pendiente desde hace mucho tiempo, que se me hace imposible pensar en esa opción.
Lo peor es que por mi deseo frustrado de concebir, hace unas semanas le pedí a Pedro, mi pareja, un respiro. Nos distanciamos porque tuvimos una fuerte discusión. Todo inició cuando le conté que fui al baby shower de mi amiga y me ilusioné con la idea de tener un bebé.
En realidad, es un pensamiento recurrente en mí, siempre quise tener mis hijos, aunque he criado a mis sobrinos, pero no es igual a criar a tus propios hijos. Lo que empezó como una conversación sobre el futuro, terminó en una aparente angustia por mi lado.
“Eres una desesperada, apenas tenemos seis meses de relación”, fue una de las últimas palabras que me dijo Pedro, antes de irse a su casa. Me dolió mucho porque, si bien es cierto que tenemos menos de un año, yo me muero por experimentar la maternidad, mientras él todavía quiere ir con más calma, pero ya tengo 33 años, tal vez cuando él se anime, yo ya tenga la menopausia.
La mayoría de mis amigas y compañeras del colegio tiene uno o dos hijos y yo ninguno. Estos días estuve pensando en mi futuro y recordé que Pedro en un inicio me había dicho que no quería tener hijos. No sé qué pensar doctora, o si soy yo la desesperada. ¿Debo seguir con él?
OJO CONSEJO:
Conversen tranquilos, no es bueno que estén distanciados sin llegar a una solución. Si en verdad él no quiere tener hijos, tendrás que evaluar las cosas y buscar tu felicidad.
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