Por: Magaly Moro
magalymoro@grupoepensa.pe
Luis Fernando (45, La Molina). Doctora, esto que estoy viviendo desde que llegué a Rusia es una locura. En un inicio pensé que el fútbol capturaría toda mi atención; además, iba a ver a mi selección, había esperado tantos años que me dije: “Tienes que estar ahí, apoyando a la bicolor”. No lo dudé, junté mis ahorros, tomé el primer avión y me fui sin pensarlo. Cuando llegué, todo fue cautivante y nuevo, todos hablaban distintos idiomas, pero siempre había un peruano entre tanta gente; entonces formé mi grupo de hinchas, con quienes después de cada partido nos íbamos a festejar como si el mañana no existiera. Fue una de esas noches cuando la conocí.
Su nombre es Aliosha y, aunque no sé pronunciarlo bien, me sé cada una de sus letras. Ella es tan bella. Al principio no supe qué decirle, primero porque no sé hablar ruso, pero mis amigos me animaron y me acerqué. Sin pronunciar una sola palabra ella me miraba tímidamente, entonces lo supe: yo le gustaba.
Desde aquel día hemos estado juntos muchas horas, pero cuando intentamos intercambiar sentimientos no podemos hacerlo. No nos entendemos. Doctora, sé que podría aprender un idioma y enamorarla, pero no me voy a quedar mucho tiempo aquí, en Rusia, además, esta relación no tiene futuro; sin embargo, quisiera decirle que quiero tener un encuentro íntimo con ella sin ofenderla.
Lamentablemente temo que se espante y se aleje, el Mundial ya está por acabar y yo no sé qué hacer, realmente estoy idiotizado. Doctora, por favor, ¿qué me recomienda?
OJO CONSEJO:
Querido, la sonrisa es el lenguaje universal. Además, hoy hay muchas aplicaciones que te permitirán traducir tus sentimientos e intenciones con ella.
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