Por: Magaly Moro
magalymoro@grupoepensa.pe
Alejandro (38 años, San Martín de Porres). Doctora, he hablado con mis amigos y si bien algunos me apoyan, otros creen que soy un miserable por engañar a mi esposa. Hace 7 años me casé con Pamela. Lo hicimos muy enamorados el uno del otro; sin embargo, el tiempo hizo que nuestras diferencias sean más evidentes, a tal punto que son insoportables.
Cuando cumplimos 4 años de casados fuimos bendecidos con la llegada de Zoe, pero pese a convertirnos en padres nuestro matrimonio se encontraba en un abismo. No pasó mucho tiempo y, antes de que mi hija cumpliera su primer año, salí un par de veces con Patricia, la sobrina de Pamela. Si bien la conozco el mismo tiempo que a mi esposa, Patricia es más joven, con ella me siento joven y en la cama nos entendemos muy bien.
Traté que lo mío con Patricia fuera clandestino, pensé que sería algo pasajero, pero ya he perdido la cuenta de las veces que nos hemos visto a escondidas, que me he inventado alguna excusa para ausentarme de la casa por varias horas. Patricia me envía fotos hot de ella y por eso es imposible que pueda dejarla. Creo que la única razón por la que estoy con Pamela es por nuestra hija. Divorciarme implicaría no ver a Zoe todos los días; además, si se enteran de lo mío con Patricia, toda su familia, que es también la de Pamela, me odiaría. He pensado ponerle fin a esta relación clandestina, pero ella no quiere renunciar a mí. La última vez que hablamos al respecto me dijo que le diría todo a su familia si yo decido finalizar esta locura. ¿Qué me aconseja hacer?
OJO CONSEJO:
No sabes el daño que estás causando a tu familia. Y la más perjudicada será tu hija. Diles la verdad a todos, si guardas respeto por tu esposa. Suerte.
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